UN DOMINGO CON TRES NOMBRES
UN DOMINGO CON TRES NOMBRES
Todo presagiaba que iba a ser un gran día y lo fue. En la iglesia, la voz del “Alma de Cristo” sonó mejor que nunca; el incienso dio la bienvenida a la pólvora de un cohete que nos puso el cuerpo en el sitio justo, a la hora fijada. La Eucaristía nos presentó a un Dios resucitado que estuvo presente como un regalo divino.
Mujeres portando a una “Albricias” jubilosa, que pregonaba la buena nueva al encuentro con su hijo vivo. La gaita y el tamboril sonaron al unísono, en una lanza que rindió pleitesía al santísimo, con un silencio sólo roto por el trinar de los pajarillos sorprendidos por tanta belleza. Tres reverencias y un repiqueteo de campanas, un instante y ganamos la eternidad.
La Trinidad contemplaba majestuosa el momento, mientras la música armonizaba la estancia y un eco se perdía en la mañana: “viva El Cerro mi tierra dorada, sus auroras….”. Y fuimos más pueblo que nunca.
El sol lucía espléndido y no quiso faltar a la cita. Inundó las calles y se sumó a la fiesta haciendo brillar cruces de chorro y galápagos. La mayordomía tomó el pulso e hizo del “Aviso General” una invitación a la función de mayo con alegría desbordante.
El pueblo hizo de testigo y las plazas se llenaron de color y baile. Todo era elegancia: la inocencia de un silletín haciendo muecas al aire, la templanza de un lanzaor, la sonrisa de una jamuguera que brindaba su mano al cielo para quienes desde allí nos miran. Ellos también estuvieron más presentes que nunca en cada gesto, en cada mirada, en el respeto al mejor legado que tenemos y les debemos.
Y brindamos de la mejor forma posible, poniendo en cada copa sorbos de una amistad contagiada de tanta magia, vistiendo nuestras mejores galas para hacer honor al momento en un día único donde los cerreños reivindicamos nuestras propias señas de identidad.
Así fue el Domingo de Resurrección, el de Albricias o el Aviso General, tres nombres para un solo día y un día que dio para tanto.
Lorenzo Mogedas Muñiz
Presidente de la Hermandad
