HOMENAJE A LAS MAYORDOMAS

SENTIDO HOMENAJE A LAS MAYORDOMAS DE SAN BENITO
José Rico Romero. Asesor cultural de la Hermandad de San Benito.

La revista “San Benito” de 2015, en el acto de su presentación el pasado día ocho de marzo, quiso rendir un pequeño, pero sentido homenaje, a las Mayordomas de San Benito.
En una mañana de tiempo apacible, los cerreños quisieron sumarse al homenaje y rendir pleitesía a las mujeres cerreñas que quisieron y supieron, con su talante sereno y pleno de fe sambenitera, acompañar a sus maridos y familia en la enorme satisfacción que comporta ser sabedora del sueño de cumplir con los votos que un día, ya lejano en el tiempo, allá por 1667, nuestros antepasados hicieron a San Benito para nombrarle patrono tutelar de la villa de El Cerro de Andévalo.
Poco a poco, las mayordomas iban llegando a la plaza y se situaban en la pequeña habitación que hiciera las veces de sacristía de la coqueta ermita de la Santísima Trinidad. Asomarse a su puerta y contemplar tanta hermosura junta no forma parte de nuestra singularidad de mayo y pareciera, por un momento, que estábamos fuera del tiempo.

La impronta, la contemplación de este facto venturoso, coloca al espectador ante el más delicado de los atuendos y ante su elegante presencia que acumula tantos símbolos religiosos, civiles y sociales, que más valiera multiplicar su esencia.
Las Mayordomas de San Benito nos han mostrado siempre su quehacer en la sombra, su galanura de mujer, su virginidad asumida en la media luna y en la toca como rostrillo de las vírgenes, su autoridad aceptada -que no impuesta-, el porte mitral de su sombrero con las ínfulas de prestigio y su fe elevada al cielo en la plumas simbólicas que pregonaba San Gregorio. A ello se añade la exhibición de la Regla de San Benito, preceptivamente sin abrir, como dómina de protección y el “agnus dei” como el símbolo de mayor tutela para el creyente cristiano: El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo…
Ciertamente, han merecido el pequeño homenaje que la revista “San Benito” les ha ofrecido. Al término de la presentación, todas las mayordomas fueron hasta la puerta de la iglesia para posar para el recuerdo. Irrepetible.

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