JUEVES DE LUCIMIENTO

JUEVES DE LUCIMIENTO
(Antiguo Jueves de faltas)
José Rico Romero
(Asesor cultural de la Hermandad de San Benito Abad)

Los más mayores de los mayores nos legaron un nombre para el jueves anterior a la fiesta de San Benito: Jueves de Faltas. Sabio nombre. Pleno acierto. Sencillez semántica.
Y he aquí que, sin mediar conciencia de lucir la temprana belleza andevaleña, es más, solo con el ánimo de querer cumplir con la mejor de las intenciones el cometido que les esperaba, las jamugueras de San Benito acudían, el jueves anterior a la fiesta, función, romería o boda -votos- de San Benito, a las casas de sus familiares, vecinos y amigos para comprobar si en su delicioso atuendo de fiesta faltaba algo por lucir: alguna prenda o joya que pudiera mejorar su impronta y su galanura, reparar algún olvido o una inconveniente colocación de tantos dijes.
Y la salida a la calle la hacían presurosas pero tranquilas, deseosas pero serenas y, ¿por qué no?, felices por presentir que en pocas horas se convertirían en verdaderas mayas con un acendrado simbolismo, conocido o no, por ellas mismas. Y al cabo, poco importa porque el símbolo existe aunque no se posea su entendimiento. Mas ahí está.

Y el sombrero con sus ínfulas y plumas reviste a las jamugueras de autoridad y las descubre como portadoras de la fe, en palabras de San Gregorio. La toca de puntas, cual rostrillo de las vírgenes, junto a la media luna que portan en su pecho, las embarca en el navío de la luz que transporta el alma colocada a los pies de las imágenes virginales. La cruz de Caravaca presupone la fidelidad a la conversión constante del alma del cristiano. El agnus dei les confiere el poder que emana del mayor símbolo cristiano: El Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Y el coral, y las esmeraldas, y el bobillo…
Y ante tanta riqueza cultural es preciso tomar conciencia del tesoro que acumulan las mujeres cerreñas y que con tanto cariño velan y protegen. Véase, si no, en esta página de nuestra Hermandad de San Benito la pestaña “Documentos Históricos” y podrá comprobarse con cuanta minuciosidad se legaban las diferentes joyas y prendas que habrían de lucirse en el traje de fiesta para San Benito.
Y esta conciencia deberá estar impregnada de un profundo sentimiento de respeto y agradecimiento a nuestros mayores que supieron transmitirnos sus vivencias y que tanto bien nos producen.
Y hoy, en un afán de modernizar, de protocolizar y de injertar nuevos brotes hemos trocado el nombre y las faltas se han convertido en lucimiento. Y aparece el cortejo que preside el estandarte. Y se colocan de dos en dos. Y la informalidad de antaño se pervierte y se afana en luces nuevas. Y se pregona la esencia de la fiesta -bien está- pero, tal vez, innecesario, pues ¿se aleja o se empareja el pregón con nuestro Aviso General o se imitan otras conductas foráneas más o menos cercanas?
Y así se difuminó el paseo festivo, pero íntimo, e informal, pero que imaginamos dichoso, de aquel lejano Jueves de Faltas.